Una investigación de un periódico inglés ha sacado a la luz la aparición de invernaderos industriales donde los inmigrantes africanos trabajan en condiciones extremas. Abusos que responde a la definición oficial de esclavitud acuñada por la ONU. Este es un testimonio como podría ser otros tantos:
Muhammad llegó ilegalmente al sur de España desde Marruecos en 2004 para trabajar en los invernaderos, tras haber pagado más de mil euros a contrabandistas por facilitarle el trasbordo en un barco de pesca. Dice que en aquel entonces él podía ganar en torno a 30 euros por una jornada de trabajo de ocho horas. Ahora, sin embargo, si estás de suerte consigues 20 euros por una jornada completa, aunque el salario mínimo legal sea superior a 44€
La vivienda de Muhammad nos es más que una choza situada en la zona de. Está construida de forma rudimentaria con palets de madera que se emplean en el transporte de las cosechas y, como cubierta, aprovecha una capa de plástico viejo. No dispone de agua potable, ni vertederos, ni servicio de recogida de basuras. "Vivimos como animales carroñeros. No hay trabajo, ni dinero, ni comida".