Los trucos de los políticos retirados para vivir a todo tren
(con el dinero de todos)
Se ha gastado ya más de dos millones de euros del erario público en tener un despacho oficial a su entera disposición después de abandonar la Presidencia de la Junta de Extremadura, y ahora Juan Carlos Rodríguez Ibarra ha conseguido, de forma paralela y junto a otros setenta profesores, un retiro dorado: una suculenta prejubilación sin tener siquiera que dar clases en la universidad hasta alcanzar los setenta años, como marca la normativa, cobrando más que dando clases, gracias a un convenio –plagado de irregularidades, según el Tribunal de Cuentas– por el que perciben su sueldo íntegro más un complemento. Casualmente, se firmó justo cuando Ibarra volvió a la universidad y se cerró cuando él se apuntó.
De esta manera, no sólo se aseguró por anticipado la pensión máxima, sino que desde entonces comenzó a recibir cada mes, sin dar clases, su sueldo íntegro como si estuviera en ejercicio (el salario medio en la Universidad de Extremadura para los profesores universitarios es de 4.200 euros al mes), más una paga extra como gratificación.
El expresidente extremeño im-partió dos cursos desde su regreso a las aulas y solicitó los beneficios el 28 de septiembre de 2009, ya con los 61 años cumplidos, a nueve cursos aún de su teóri-ca jubilación oficial.
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