El término es tan feo como su descripción: Violencia Filioparental; cuando los
hijos maltratan a sus padres. Se trata de un drama que se ha triplicado en los
últimos años en Andalucía. Según una entrevista hecha recientemente al Juez de
Menores Emilio Calatayud, la violencia de hijos a padres no es sólo física.
Muchas veces, sobre todo en el caso de las chicas, es acoso psicológico,
emocional, chantajes… Y que estos comportamientos son, en muchas ocasiones, peores que los
físicos. Es un comportamiento delictivo típico de clase media o media-alta: ‘No
he condenado por este delito a un solo gitano’.
El juez Calatayud |
Asegura que, siendo un principio fundamental en una
sociedad democrática, en nuestro país tenemos complejo de democracia joven y
nos da miedo hablar del principio de autoridad. Tanto de los profesores sobre
los alumnos, como de los padres a los hijos.
Sin embargo, la violencia filioparental es simplemente
la punta de un iceberg. El bullying, la violencia escolar… son problemas que se
retroalimentan unos a otros.
Calatayud afirma que el núcleo del problema está en la
educación; “los jóvenes cada vez son más posesivos, más violentos y eso quiere
decir que en algo estamos fallando”. Y, con una mirada puesta en el futuro, nos
dice que “en lo que más se debe y merece la pena invertir es en la educación de
los jóvenes”. Eso sin quitarle importancia a la educación de los padres, los
que califica como “dubitativos e indefensos”, asegurando que son ellos los que
deben tener el protagonismo de la educación de sus hijos.
e puede decir más alto, pero no más claro. La violencia filioparental es simplemente uno de los tantos dramas que está sufriendo nuestra sociedad. Y son las consecuencias de una educación (en las aulas, en las calles, en los medios de comunicación…) que se lo ponen en bandeja. Este Juez de menores tuvo que condenar el año pasado a más de 200 jóvenes a sacarse el graduado escolar, y cuando en eso tiene que intervenir al justicia es que algo está fallando.
Dicen que la juventud es el futuro del país. Si
nuestra juventud encabeza Europa con una tasa mayor al 40% de paro, y hemos
llegado a pegar palizas a nuestros propios padres, ¿qué futuro nos espera?
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