Efectivamente
con las elecciones andaluzas le ha salido bien la jugada a Susana Díaz. La
previsible derrota electoral que podía haber sufrido en el caso de agotar su
legislatura se ha convertido en una victoria que puede mantener al PSOE en la Junta de Andalucía hasta el
año 2019.
Hablamos de
mantener al PSOE porque es dudoso que la señora Díaz se mantenga al frente de la Junta durante los próximos
años, habida cuenta de que sea requerida para empresas mayores apuntando al Gobierno de España y no sólo a la comunidad más poblada del país. Y es que bien
ha quedado demostrado que el interés de Díaz con este adelanto electoral no era
pensando en los andaluces, sino pensando en su beneficio personal y de su
partido.
La gobernabilidad en Andalucía estaba más que garantizada hasta el
próximo año, y más aún con los presupuestos de la Comunidad aprobados. Y
ahora hay un parlamento más fragmentado, requiriendo el acuerdo entre varios
partidos, pero que también sumiso a sus intereses.
Y sin duda ha
sido la campaña de Susana, todo bajo su imagen personal e incluso borrando la
marca de su propio partido. Hay quienes hemos dudado de las siglas del PSOE en
los últimos años: hace mucho tiempo que no ejerce la S de Socialistas, en él no
quedan O de Obreros, y en su reino de taifas se perdía la E de España. Quedaba si acaso la P de Partido. Pero con Susana
Díaz ha quedado demostrado que la P
de Partido también puede quedar en el olvido bajo la propia marca del
#YoConSusana.
CAMPAÑA ELECTORAL
Esta victoria
se ha cimentado en la forma de plantear una campaña a contrapie a sus rivales.
Un ejemplo fue esos debates a tres en las televisiones públicas. ¿Por qué no al
menos un debate cara a cara con Moreno Bonilla? Deberían de acordar al menos un
debate Díaz-Moreno, al igual que otro que fuera Sánchez-Rajoy para las
generales. El descalabro del PP tras las políticas del Gobierno de España de
estos últimos años estaba servido.
Eso sí, para
los agoreros del fin del bipartidismo, que tengan en cuenta que PPSOE han
sumado 80 diputados de un total de un Parlamento de 109 (también mediante el
apoyo de la Ley D ´Hondt).
Esto ha provocado que Podemos se quede en 15 diputados: por debajo de algunas
encuestas, pero suficiente para cumplir sus objetivos de intentar alcanzar el
Gobierno de España, más aún sin tener que mojarse a favor de apoyar cualquier
opción de cara a la gobernabilidad de la comunidad.
Pero si ha
habido un As en la baraja de estas elecciones ha sido la irrupción de
Ciudadanos y el papel decisivo que ha jugado a favor del PSOE. Un partido con
unas ideas económicas de corte liberal, pero que va a posibilitar el gobierno
de Díaz. Y ha sido quién ha tenido capacidad de robar el voto del Partido
Popular, llevándose un buen puñado de votos del centro-derecha de Andalucía
pero descontentos con Rajoy y con su nuevo candidato.
Además, se han llevado un
alto índice de votos de andaluces descontentos con el bipartidismo, pero
contrarios a entregarse en las urnas al “radicalismo” de Podemos, el partido de
Pablo Iglesias. Unos votos contra el bipartidismo que inicialmente podían estar
reservados para UPyD de no ser por la capacidad de crear tendencias que parte
de las encuestas. Es claro que si no es por el marketing electoral que generan
las encuestas, Ciudadanos no hubiera subido como la espuma. Aparte de por la
espiral individualista y antidemocrática que se está imponiendo en el partido
de Rosa Díaz.
Ciudadanos
casi de la nada, ha multiplicado su número de votos por ocho en Andalucía desde
las anteriores elecciones europeas. Se presenta un
nuevo gobierno del PSOE por delante en la única comunidad de España de nuestra
actual democracia que ha sido siempre gobernada por el mismo partido. Y esto a
pesar de haber obtenido el porcentaje de voto más bajo en todas estaselecciones autonómicas, con un 35,43%.
La victoria de
la corrupción y el paro frente a los últimos ha quedado en primer lugar en
Andalucía.
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