Ahora ha sido Griñán, acuciado por el escándalo de los EREs quien abandona la presidencia del gobierno andaluz, como una forma de dimisión encubierta. Griñán, como antes Chaves, tienen una responsabilidad cuanto menos política en este escándalo. Han resultado implicados tres miembros del gobierno de Chaves y dos consejeros del núcleo duro de Griñán. No cabe duda que todavía está por determinar su papel en todo esto cuando fue consejero de Hacienda entre el 2004 y 2009.
Deja una comunidad de primera con una de las tasas de paro más alta del país con el 35% de paro, especialmente entre los jóvenes con un 66%. Es también la Andalucía con tres millones de pobres.
Para ello Griñán ha planificado una retirada basada en la pantomima, dándole a Susana Díaz el puesto de presidenta de la Junta tras unas elecciones primarias falseadas, realizadas en un tiempo récord y sin la más mínima democracia interna.
Queda en manos de una profesional de la politiquería que no ha trabajado en otra cosa más que política de carné y de aparato. Todo ello para que pueda salir del anonimato en el que está para la mayoría de los andaluces.
Continuará el pacto de gobierno con los comunistas que en 2012 le permitió lavar la cara de su primera derrota socialista tras 31 años de monocultivo político. Con IU apoyando al PSOE puede continuar el paripé de la comisión de investigación; la corrupción, el clientelismo y el robo a los parados. Y mientras a seguir jugando con los andaluces hasta el siguiente giro de tuerca cuando encuestas y estrategias partidistas den lugar a una próxima convocatoria de elecciones en fecha indeterminada.
El Partido SAIn ya ha denunciado como paro y corrupción son dos caras de la misma moneda que en Andalucía se dan la mano muy estrechamente. Y es que en un país con más de seis millones de parados no hay libertad ni hay democracia.
Fdo. Partido SAIn
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