Al terminar el pasado año 2013, la Junta de Andalucía se
vanagloriaba de conseguir uno de los mejores datos turísticos en los últimos
años. En palabras de Rafael Rodríguez, Consejero de Turismo y Comercio de Izquierda
Unida, hablaba de un año "magnífico". Como si el crecimiento en
pernoctaciones fuese producto de sus idóneas políticas turísticas. Sobre todo
si se refiere al crecimiento del turismo internacional. También hablaba de que
había bajado el empleo y que esto perjudica a la "calidad y
competitividad" de sus servicios ofrecidos.
Es extraño escuchar a un Consejero progresista
hablar de la calidad y competitividad en el empleo, cuando en realidad lo que
se hace es rebajar costes a cambio de cada vez un mayor trabajo precario, un
trabajo en condiciones cada vez de más miseria con un Salario Mínimo congelado,
cuando no se trata de un sector como el de la Hostelería donde crecen
los trabajadores sin contrato y bajo la complacencia de sindicatos
burocratizados como CCOO y UGT. Partidos y sindicatos que navegan en un mismo
barco: el de la explotación laboral consentida.
Pero más extraño es ver a un gobierno como el de
la Junta con
PSOE e IU a la cabeza, en el que analizan los buenos datos turísticos de
Andalucía, pero no analizan cómo se benefician de las situaciones de conflictos armados o de guerra
que ha habido en los últimos años en muchos de los países del Meditarráneo y
donde el turismo ha caído en picado, como en Egipto, Tunez, Jordania, Siria...
Ya no se enarbolan las pancartas del "No a la guerra" porque interesa
vender más en los mercados internacionales a una Andalucía de fiesta, de pan ycirco.
PSOE e IU saben olvidarse del internacionalismo
y la solidaridad con los empobrecidos si esto nos les va a suponer un
beneficio propio.
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