Cuando Felipe González afirmó que no se podía imaginar que un socialista como Roldán fuese un corrupto y apeló a los 100 años de honradez, algunos hicieron de aquello un chiste. Allí donde campa el ser humano hay tendencias a la buena vida, a cambiar ‘fidelidad’ por ‘facilidad’. Lo cierto es que el PSOE tiene a Andalucía como la tierra de las corruptelas, las gangas, los pelotazos y el todo vale. Y es que igual que los cuarenta años de Franco liquidaron la militancia de nuestro país, treinta años monocolor en Andalucía afianzan tendencia a favor de una conciencia subvencionada, mendiguista y trepa.
¿Quién va a responder del desastre? Que alguien dé la cara ante el panorama desolador de adornar la cola de todas las listas españolas y europeas de educación, desarrollo, iniciativa social, familia, vivienda, violencia, empleo...
Andalucía, otrora tierra de campesinos que encabezaron a nivel mundial la dignidad en la asociación y la lucha, que se hizo respetar ante ‘señoritos’ de muchos tipos, tierra de conquistadores, de solidaridad a espuertas; hoy cualquier parecido es pura coincidencia: gendarmes de inmigrantes, sumisos ante los turistas adinerados; jardín trasero de una Europa que sigue viéndonos como tierra de pandereta y toros, cada vez más lejos del desarrollo económico y cultural.
Unos hablan de ineptitud, otros de estrategia medida por parte del PSOE de contener el desarrollo y regenerar los tópicos revanchistas para perpetuarse en el poder lo máximo posible. En cualquier caso exigimos que el PSOE pida perdón a ese más del 40% que según Chamizo sufre la pobreza en Andalucía, y más de medio millón de personas en pobreza extrema. Ese drama debe tener responsables políticos.
La corrupción tiende a perpetuarse en las distintas instituciones administrativas, educativas, sociales… se ha enquistado como un ‘modos vivendi’. Urge en Andalucía recuperar la cultura solidaria.
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